Naturaleza viva

Tras la rendición de la luna, se levanta victorioso el sol. Impone la ley de la luz, de la luz y del color. El pueblo aun sin vestir, la acepta con sumisión. Guionistas de los sueños y mecánicos del amor, escultores de los sentimientos, y albañiles de la creación.
Huyen manadas de arboles desbocados, atacadas por el viento desnudo, que corre a zancadas de norte a sur. Los pájaros a coro hacen explotar su voz, y el eco extiende su mano para robarles su son. El sol con un golpe de estado, ha promulgado el calor. Y  un enjambre de flores en cinta, atacan en buena lid, al ejercito de rayos que el sol mando a invadir. 
Se oye a lo lejos el mar, como llora de dolor. El río que ha oído su llanto, lanza suspiros de amor. Coge un billete de ida, y embarca a su perdición. Las montañas mientras tanto, ya han acorralado al sol, que tiene que guardar su espada. Y con un último rayo, proclama su rendición. Las nubes con sus esposas lo han metido en la prisión. Ya se ha maquillado la luna para levantar su telón, con los rebaños de estrellas posando a su alrededor. A trasnochar otra noche, derrochando su esplendor. Bueno sería que con el nuevo día, volviera a atacar el sol.